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Mostrando entradas de noviembre 29, 2020

CON PABLO EN LA MEMORIA.

  CON PABLO EN LA MEMORIA Fue anteayer, era martes, habíamos tenido alguna comunicación a través del móvil sobre cómo te encontrabas tras la pérdida de Nani, pero no me decías nada del Covid, estabas desnortado, agradecías mis palabras, pero, dilatabas en el tiempo el que nos vieramos un día y dar una vuelta, y hablar. ¿De qué podíamos hablar?. Hay momentos en la vida en que es mejor hacerse un ovillo y dejar que pase todo, aunque sea poco tiempo, el necesario para coger fuerzas y poder afrontar la pérdida, al menos eso pensé yo. No podía pensar, era demasiado horrible, que estabas luchando con el Covid y no te preocupaba, que preferías que ganase el bicho... Total, estando sin tu otra mitad... Por eso, porque no sabía nada, porque seguía con mi vida ignorante de lo que estaba pasándote, fue un mazazo fuerte, muy fuerte, que me pasase Pilar su móvil con la noticia FALLECE PABLO CHECA ha trabajado durante muchos años con nosotros en LA GACETA REGIONAL. Y tu foto con capa y en la Pla...

¿Por qué escribo?

  ¿Por qué escribo? Pepe Ramos   Porque, cuando me siento ante el ordenador, vibro, me emociono,   surgen de mis dedos, como fantasmas,  personajes que tienen algo mío, algo que fui o quise ser, algo que soñé o que se quedó envuelto en la nebulosa de mis ensueños, son personajes que tienen sentimientos, emociones, miedos, alegrías y penas que resuelven… como algunas veces quisiera  haber hecho yo. Lo otro, lo cotidiano, lo compartido con todos, no me llega de la misma forma, por eso escapo a ese mundo de ensoñaciones y quimeras y durante ese tiempo, media hora, una, dos…, me dejo adormecer ¿Por qué? Porque lo cotidiana no me llena. Veamos: Para mí, tiene más vida Hermosilla de los Infantes, el pueblo de mi novela SIEMPRE SE ESTÁ AL PRINCIPIO Y AL FIN que Guijuelo, Béjar o Montemayor del Rio. En mi fantasía, Hermosilla está junto a Béjar y para llegar desde Salamanca debe utilizarse la misma línea de autobuses, antiguamente La Serrana de Coca, después...

LA CONVERSACIÓN

  LA CONVERSACIÓN   Nada más entrar en casa observa que Marta, su mujer, está viendo una película en la televisión. Sin hacer apenas ruido, pasa a la cocina y se prepara un café. Después se sienta a su lado. A los pocos minutos, durante la publicidad y como por decir algo, pregunta a Marta mientras toma un sorbo de café: —Marta, ¿Serías capaz de mentir para protegerme de un crimen?   Marta suspira profundamente y, mirando de hito en hito a su marido con indiferencia, responde:                   — ¿Cometer tú un crimen? ¡Que disparate! ¿Qué tripa se te ha roto? Tú no eres capaz de matar. Bueno, por no matar, no matas ni el tiempo… ¿De dónde has sacado esa estupidez? Juan baja los ojos a las rayas del pantalón, deja la taza en la mesita de centro y vuelve a preguntar.   -¿Serías capaz? — breve pausa —. Necesito saberlo.         ...

AQUEL PUÑETAZO

  Aquel puñetazo Autor: José-Luis Ramos Martín   ¿Por qué me están mirando así? Yo iba por mi camino, con prisas, como siempre, y el moreno ese, me sacó la cartera del bolsillo de atrás. ¿Es que encima tengo que darle las gracias? No señor, le di un buen puñetazo, puede que me pasase, puede que esté débil o quizá le echó cuento al asunto para provocar lástimas, desde luego, si es eso lo que buscaba... ¡está claro que lo consiguió! ¿Qué le salía sangre de la nariz? Suele pasar, pero tampoco es para hacer tantos aspavientos, vamos, ¡digo yo! Eso fue lo que provocó aquel tumulto. Hasta el mendigo que pedía en la esquina se acercó a mirar, y las caras de la gente eran acusadoras, parecían decir. “Es un criminal”. Bueno, las miradas podían decir eso o puede que sea mi sentimiento de culpa y su solidaridad lo que me hace sentir culpable. Es probable que esté   débil. Y yo, lo siento más que ellos, de verdad, he debido pasarme, por como me duelen los nudillos, pero, ¿e...

Una mala noche -CUENTO-

  Una mala noche.                                                     José Luis RAMOS                                           Al abrir la puerta con su llavín, a Claudio le recibe la oscuridad y el sofocante calor de la calefacción al máximo. No le extraña demasiado que Laura no esté en casa, a veces sube a echar una mano a Concha, la vecina del cuarto, siempre agobiada con los niños. Deja el abrigo y la bufanda en el paragüero de la entrada y pasa al salón.             Lo que realmente le sorprende es que estén las persianas subidas, es raro, tal vez ha salido   a media   tarde, o antes.   Enciende la luz, baja la persiana y, automáticamente pone la televisión. ...

Manolita

  Manolita   José Luis RAMOS MARTIN   Manolita tiene ahora unos cuarenta años aunque jurará ante la Biblia que es mentira, que no ha cumplido ni treinta y cinco, ¿Por qué? Porque no los aparenta, es cierto que ha engordado un poco pero, se siente “fetén” Está un poco “desilusionadilla” de cómo le han ido las cosas en los últimos tiempos. De niña,   tuvo que ayudar a su madre en casa, poner la mesa, quitarla, fregar, hacer camas, un poco de todo, porque mamá era, con perdón, algo atada. Papá no, papá, cuando volvía del taller, en los ratitos que estaba en casa,   leía el Marca viendo como Tomás   jugaba a los indios tirado por el suelo del salón. Manolita, a los trece años, se llevó un susto mayúsculo con la primera “regla” de la que nadie le había dicho ni ”mu” y, cuando se lo contó a mamá, lejos de tranquilizarla,   se limitó a decir “Manolita, hija, a partir de ahora, ojito con los chicos, ten en cuenta que ya estás en condiciones ...

UNA COSA LLEVA A LA OTRA.

  Una cosa lleva a la otra  José Luis RAMOS La ambulancia del 112 atraviesa, a toda velocidad, la Avenida de Mirat en dirección al Hospital Clínico. En su interior, en la camilla, una mujer de unos sesenta y cinco años cubierta con una manta llena de lamparones y un aparatoso vendaje en la cabeza. Se agita inquieta mientras un hombre, relativamente joven, y con un gesto cariñoso, presiona ligeramente el brazo derecho en el que está la aguja por la que un gotero deja caer, bastante rápido, un líquido acuoso. Es un hombre   bien vestido, delgado, de pelo canoso y gafas de concha, no ha sido capaz, desde su llegada al lugar del accidente, de articular una sola palabra, sólo cuando la ambulancia está a punto de entrar en el Centro Hospitalario, tras tragar saliva varias veces y con   voz ronca que él mismo no reconoce como propia, susurra. -Tranquila, mamá, tranquila, ya llegamos, intenta relajarte un poco, ha sido una caída muy grave y… Frente a él, la mujer, ...