EL CLARO DEL BOSQUE
El claro del bosque Un cuento del abuelo Pepe, para sus nietos Julia y Olmo. Grandes aventureros. Aquella calurosa tarde de verano, estaban, como de costumbre, presumiendo de sus habilidades, un zorro, un búho y una ardilla en un claro del bosque y bajo la sombra de un viejo roble, el búho, escuchaba desde la copa de su querido amigo el roble. —Yo soy el más veloz de todos —presumió el zorro, moviendo su cola con orgullo—. Nadie puede alcanzarme. —Velocidad no es todo, amigo zorro —respondió el búho desde la rama más alta—. Yo veo todo desde aquí arriba, incluso en la oscuridad. ¡Por tanto, yo soy el más sabio! La ardilla, que roía una nuez cerca de ellos, intervino con energía: —¡Qué presumidos! Yo soy la más hábil. ¿Acaso alguno de vosotros puede saltar de árbol en árbol como yo? El zorro frunció el ceño, el búho infló el pecho, y la ardilla alzó la barbilla, pero antes de que pudieran seguir discutiendo, un ruido en el follaje los hizo dete...