La despedida.
La despedida Hacía lo menos dos meses que Tomás se había enterado de "lo de Jaime" pero no había encontrado momento para acercarse a verlo, momento y ánimos, no es plato de gusto ir a ver a un amigo de vinos y tertulia en ese estado que le han dicho que está. -Tu verás, Tomás, pero el panorama es de agarrate que vienen curvas, más o menos, y ojalá me equivoque, está en las últimas. Por eso, cuando Tomás se acercó a ver a su amigo Jaime, tuvo que hacer de tripas corazón y respirar hondo. No le habían mentido, no. Jaime esta en penumbras y Tomás no logró ver nada en un primer momento, solo un rancio olor a cerrado y a medicinas, después, poco a poco, va descubríendo, con mucha pena, la amarillenta cara de su amigo, su delgadez extrema, la mirada perdida en un punto indefinido. Se acercó a la cama y le dió, mirando para otro lado, una palmadita en el hombro, luego, tomó asiento en la silla que había a los pies de la cama, es todo el saludo, que cr...