SER CONSECUENTES
Ser consecuentes JOSÉ LUIS RAMOS Se estaba colocando la chaqueta para salir cuando sonó el teléfono. Eran las nueve y media, tenía mucha prisa, pero, como de costumbre, Remedios no hizo caso del repiqueteo y tuvo que descolgar malhumorado. -¿Sí, dígame? Al otro lado una pausa; después, una voz de hombre, bien timbrada, habló con alguna precipitación: -¿Es usted don José Antonio? ...