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Mostrando entradas de julio 13, 2025

EL REGALO DEL TIEMPO -Relato para mis nietos-.

  El Regalo del Tiempo                                   Un cuento para Julia y Olmo. Cada mañana, el abuelo Pepe se sienta junto a la ventana del comedor con una taza de café entre las manos. Es su costumbre. Le gusta mirar cómo entra la luz del sol, y ver aparecer sombras con figuras de cosas que antes había en casa y que ahora no están, las gomas de hacer músculos, viejas máquinas de escribir con las que trabajó... A sus años, Pepe no necesita hacer grandes cosas. Las horas no le piden trabajar, ni cumplir horarios, le gusta dejarse llevar por los recuerdos. Frente a él, la mesa está vacía, pero su imaginación le trae el recuerdo de cuando estaba llena de papeles en los que abundaban las frases sueltas que podían valer para el inicio de algún cuento.  Algunas veces se ha dicho a sí mismo que lo hace por necesidad, otras por costumbre, y otras —las más sinceras— para que lo re...

EL PAYASO DEL CUARTO DE ARRIBA

  El Payaso del Cuarto de Arriba                    Un cuento de Pepe RAMOS para sus pequeños nietos Julia y Olmo. Cada mañana, en cuanto se despierta, sin encender la luz del dormitorio para no despertar a su mujer, Pepe se sienta frente al ordenador. La luz de la pantalla es la única lámpara encendida en toda la casa. Solo ha calentado un poco de café del termo de ayer tarde.  Los vecinos lo conocen como "el viejo del segundo", y eso es todo. Nunca sale antes del mediodía. Nunca responde cuando le dejan publicidad bajo la puerta. Pero él no es raro. Su único afán es hacer algo importante. Los textos se acumulan en carpetas con títulos optimistas: Siempre se está al principio... Nada es lo que parece...    Ensayo sobre lo esencial . Nunca le parece que estén perfectamente terminados. A veces, pasa mañanas enteras leyéndolos y tachando y añadiendo y volviendo a releer “¿Para qué?” Otras veces, simplemente los ...

LA CONVERSACIÓN EN LA BARRA DEL BAR

  lA CONVERSACION EN LA BARRA DEL BAR.                                        Un relato de Pepe RAMOS La conversación en la barra del bar, empieza como cualquier otra y acaba como siempre. Jacinto: —Te digo yo que si el dinero europeo era para salvarnos del COVID, debieron invertirlo en aspirinas... porque seguimos con el dolor de cabeza, pero ahora también con fiebre de precios. Manolo: —Bueno, Jacinto, tampoco seamos tan negativos. Al final todo va saliendo... Y yo, sinceramente, seguiré votando al PP. De toda la vida. Gente seria, con valores. Si nos dejan votar, claro. Que con estos tiempos, ya no sabe uno... Jacinto (mirando al techo): —Hombre, Manolo, si nos dejan votar habrá que dar las gracias. Y si no, pues no pasa nada: seguro que lo deciden en una cena de gala entre dos mariscadas y un consejo de administración. Manolo (removiendo el café): —Yo no sé, Jacint...

Y es que ya estamos cansados

  Y es que ya estamos cansados.                               Un relato de Pepe RAMOS Cuando uno  está harto de cuentos, lo que menos necesita es ese machaqueo continuo con el rollo de los pactos que solo benefician a cuatro y siempre son los mismos cuatro. Ahora, más que nada para meter miedo a los mayores, resulta que el dinero para las pensiones podría no alcanzar. aunque,  tranquilos, "están trabajando en ello": suben los precios, bajan las pensiones a día de hoy, mañana no sabemos, suben lo justito para que no te puedas quejar sin parecer desagradecido. Y, ¡oh, sorpresa!, si se te ocurre preguntar por aquello de que Europa iba a enviar el “rescate post-COVID”... parece que Europa ha sido tan transparente en su gestión que ha desaparecido sin dejar rastro.  Nadie ha visto un euro, salvo en los ordenadores de los ministerios competentes o en una rotonda muy bien asfaltada que nadie usa. Mie...

MI PADRE Y LOS OLORES.

  Mi padre y los olores.                    Un relato de Pepe Ramos Mi padre trabajaba cuidando vacas de leche. Apenas lo veíamos. Mi madre siempre decía, y no faltaba razón, que mi padre aparecía, como los lobos. De noche, siempre que no hubiese parto y tuviese que esperar y cuando papá la oía, casi siempre sonreía, pero sin decir nada. Era más de preguntar que de explayarse en palabras. Solo estuvo en casa todo el día durante unas dos semanas o así, cuando cayó enfermo de los pulmones y tuvo que guardar cama sin poder ir a trabajar. En esos días, venía el practicante a ponerle una inyección diaria de algo relacionado con la respiración. El practicante era un hombre muy delgado, bajito, siempre con corbata roja y traje azul, seguro que no tenía otro, porque siempre venía vestido igual.  nada más llegar, ponía a hervir un cuenco de metal en el que echaba algo de alcohol para desinfectar la jeringuilla y en un periquete h...

EL BILLETE 14 V

  El billete 14 V. José Luis RAMOS             Vía 16. Tren Madrid-Chamartín con destino Salamanca, Salamanca-Alamedilla. Coche 1. Hora de salida, ocho de la noche.        Una joven sube apresurada arrastrando en la mano izquierda una maleta    con ruedas, tras una mirada rápida a su alrededor se dirige, con prisas y el billete en su mano derecha, hacía su asiento que  está ocupado.            -Por favor, perdone, ese es mi sitio ¿sería tan amable?            Dos jóvenes se besan apasionadamente sin prestarle la menor atención. La propietaria del billete 14 V parece confusa, mira a su alrededor. Ni rastro del revisor. El tren arranca.          -Oiga, ¡qué ese es mi asiento!, mire –le pone ante los ojos el billete, las dos efusivas jóvenes se muestran ofendidas,...

EL FRACASO VIENE DE ATRÁS, SEBASTIÁN, VIENE DE ATRÁS.

    El fracaso viene de atras,  Sebastián, viene de atrás                                   Un relato de Pepe RAMOS No sé en qué momento se torció todo. A veces uno cree que con querer basta, que el esfuerzo se hereda como el color de los ojos o el temple para aguantar el frío. Pero no.  Yo creí que si a Alex le ahorraba el hambre, el miedo, los inviernos sin lumbre, él sabría aprovecharlo. Que si no tenía que vivir lo que yo viví, sabría abrirse camino. Pero resulta que el camino que le despejé lo llevó a otra parte, y no a la que yo esperaba. Mis padres no tuvieron elección. Guerra, miseria, todo su afán, su único afán era sobrevivir. Sobrevivir era el único verbo que conocían. A mí me enseñaron que había que buscarlo sin darme explicaciones. A los catorce, de la escuela a la obra, ya digo, sin explicaciones. Solo entendían que a los catorce había que empezar a tra...