Contigo
No sabes, ni te importa, qué hora es, tumbado en el sofá del salón, hace tiempo que oscureció y no te has dado cuenta. Tu mano derecha deja una huella blanca en la mandíbula, sientes, entre sueños, el timbre de la puerta. Entra, precipitadamente, un joven amable, bien vestido, huele a colonia fuerte, sonríe. Tras un largo silencio, el joven habla, despacio, casi susurrando. -Tío Manolo, ¿estás despierto? -Sí, claro... Y tú... ¿quién eres?. -Andrés, el de la Clara... -La Clara... La Clara... había una copla que decía... -Sí, ya sé, ya sé, mi madre me ha pedido que te lleve a Ledesma, ¿Quieres venir conmigo? ...