COSI, la gatita que soñó ir a la Luna

 

COSI, La gatita que soñó ir a la Luna.

                                    Una fábula de nuestros días.

Cosi es una gatita de colores, a la que le gustan mucho las aventuras que sueña en sus largas siestas.

En cada siesta, sueña descubrir cosas nuevas, una noche de verano, se asomó a la ventana y vio la Luna, y soñó que quería estar allí arriba, entre aquellas estrellas de colores brillantes.

Estaba entusiasmada pero no se atrevía a decírselo a Nit, sabía que Nit no haría caso a sus sueños. Nit, lo que quiere es dormir y pasear entre los cuentos de Olmo y Julia que es lo que más le gusta, sus largas siestas sobre la alfombra mientras Julia y Olmo trastean con sus juguetes, a Julia y Olmo les encanta jugar y reír.

Un día, Cosi quiso vivir lo que soñaba y se hizo un traje de astronauta con telas de colores y  cintas que encontró en el mueble de los hilos, luego, se subió en el cohete que había hecho con las cajas de embalaje que traían los señores con los periódicos y las ropas de la lavandería, ah, y la jarra de plástico de Julia le sirvió de escafandra. 

Con todo preparado, una tarde que no había nadie en casa más que Nit que dormitaba en el sillón de Joaquín, se dispuso a despegar.

·         Allá voy, Luna, ¡espera que enseguida llego!

Pulsó el botón secreto que estaba entre las cintas de colores, y el cohete empezó a ascender. Cosí se sintió muy feliz, ¡por fin conocería la Luna!.

Cuando llegaron a casa Joaquín, María, Julia y Olmo había un humo por todas partes, pero, un humo de colores y Nit, al sentir la cerradura, se escondió detrás de la máquina de escribir, así no tendría que dar  explicaciones.

Mientras ocurría esto, Cosí, dentro de su cohete notó que algo se había atascado allí arriba, entre las nubes y la lluvia y notó, con miedo, que iba perdiendo altura. Se asustó un poco, muy poco, casi nada y empezó a pedir ayuda, como había visto hacer a Julia.

·          ¡Ayuda!, ¡Ayuda!.

Tanto y tanto gritó Cosi pidiendo ayuda que un pájaro muy grande, muy grande que volaba por allí se acercó a aquel artefacto tan raro y preguntó:

·         -¿Qué haces aquí, gatita?  ¿Cómo has llegado hasta aquí?

·         -Quería ir a la Luna -explicó Cosi-. Pero ahora no sé cómo volver a casa.

·        - La Luna está muy lejos de aquí gatita -dijo el pájaro grandote con voz de viejo, muy viejo-. Con este cohete nunca llegarás y, te advierto que la Luna tampoco es un sitio adecuado para una linda gatita como tú. En la Luna no hay nada que pueda gustarte. No hay ratones, ni leche, ni niños para jugar. Te aburrirías mucho.

·         -Yo solo quiero verla de cerca -dijo Cosi-.  ¡Es tan bonita…!

·         -Pues yo, te la puedo enseñar -dijo el pájaro-. Sube a mi espalda y te acercaré.

Cosi, que siempre ha sido muy decidida, Se subió al pájaro y juntos volaron hacia la Luna. El pájaro era muy rápido y pronto llegaron.

·         -¡Mira, gatita! -dijo el pájaro-. ¡Ahí está la Luna!

Cuando Cosi vio aquella Luna tan grande,  tan brillante y tan cerca que casi podía tocarla con las patas, dijo al pájaro.

·       - ¡Es preciosa! ¡Gracias, pájaro!

·         -De nada, gatita -dijo el pájaro-. Pero ahora tenemos que volver. Cuando amanezca la Luna desaparecerá de nuestra vista y además, carajo, hace mucho frío. ¿No tienes frío? Anda, déjate de fantasías y volvamos a casa.

El pájaro y la gatita Cosi volvieron, y el pájaro, muy educado, dejó a Cosi en la ventana de la casa de Julia y Olmo, y en cuanto tocó la repisa vió que todos estaban allí, Joaquin, María, Julia, Olmo... 

Pasó un rato en que Joaquín la dejó dormir tranquila, sabía que era dormilona, pero tanto, tanto, no podía ser, ellos también tenían que cenar y no había hecho la cena todavía. Por eso, Joaquín movió la lata de la comida húmeda y Casí, desperezándose, se despertó.

Así fue como Cosi soñó ver la Luna de cerca y conoció a aquel precioso pájaro.

Ahora, Cosí, que no ha contado a nadie su sueño, se asoma cada noche a la ventana, y vuelve a revivir su sueño, recuerda a aquél pájaro que la acercó a ver la Luna y piensa que es a ella a la que la Luna cada noche guiña un ojo.

Niños y mayores, mayores y niños, si quereís ser felices mucho tiempo, tenéis que soñar, soñar mucho.

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