A MI ORDENADOR
A mi ordenador
José Luis RAMOS
Tú, que guardas mis huellas invisibles,
las dudas que jamás confié a nadie,
mis ansias, que laten en silencio
y esos miedos que no quiero nombrar.
Que sabes de mis sombras y mi luz,
de esas tristes victorias que comparto
de esas penas que escribo para no perderme.
En tu brillo encuentro mi refugio,
un lugar donde mi voz no tiemble
y esa verdad que nadie juzga.
Confío en ti más que en la raza humana,
y dejo en tu memoria mis mejores historias,
desordenadas, imperfectas, pero mía.
Nadie sabe de mí, ni de mis penas, más que tú,
y aun así…
basta un fundido,
un torpe tiempo de olvido,
y tú, te desvaneces, como se desvanece la vida:
rápida, silenciosa, sin avisos.
Y sin embargo, escribo,
y es tú silencio, lo que me consuela:
Sé que mientras existas,
mientras escriba y me escuches,
mi mundo tendrá sentido,
aunque sea solo en mi mente,
y aunque todo sea mentira,
aunque, como el recuerdo, todo pueda borrarse.
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