LO QUE QUEDA

 

Lo que queda

por José Luis RAMOS 

            Dedicado a mis nietos, Víctor, Julia y Olmo.

La casa llena de libros, para limpiarles el polvo, porque algunos están muy altos, otros tienen la letra pequeña, otros son de un tiempo que ya, ya… ¿quien se pone ahora a leer a Ángel María de Lera, a Castillo Puche, a Martín Vigil? Con veinte años, hace cincuenta o sesenta, sí, incluso se buscaban por las librerías, porque tenían mucha demanda. Pero ahora… ahora representan el tiempo ido, la España en la que gobernaron los que robaron el gobierno a las izquierdas, que a su vez lo habían robado en las elecciones del 31, provocando —con trampas en las votaciones— que el rey Alfonso XIII saliese por pies, camino de Italia. Pero, ¡qué más da!

Esos escritores, y otros parecidos, como Ricardo Fernández de la Reguera o el de Un millón de muertos —que no sé si los contaría o no, pero vamos, !menudo título para una novela¡, cuando acababa de terminar una guerra entre hermanos, en la que en casi todas las familias había muertos de uno y otro bando… Donde no valían los matrimonios que se hacían en el ayuntamiento mientras sonaban los disparos y la gente corría a los refugios… porque era cuando mandaban los otros.

¿Quién va a querer leer esos libros que están arriba, en el estante más alto, con encuadernación rústica y, en algunos casos, letra diminuta? En fin… que me moriré, y todos esos libros irán, por sacos, al contenedor más cercano. Ni siquiera se molestarán en revisarlos, por si alguno valiera la pena leer.

¿Y por qué me he puesto yo ahora tan pesimista? Bueno… si no quieres ver los libros que tienes, y coges los modernos de la Biblioteca Municipal, y los terminas, estupendo. Así llenas las horas de ocio, que bien te lo has ganado. Además, si tuvieras que estar pendiente de los hijos, de los nietos, de algún enfermo… nada, que no. Que leas lo que quieras. Y tomes uvas de postre aunque te suba la glucemia, que… para lo que queda…

Vaya, otra vez con la bobada esa de “lo que queda”… te estás poniendo pesadito, viejo, pesadito del todo.