La alegría del encuentro
LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO
Un cuento, casi verdad, del abuelo Pepe
Pepe se da cuenta de que es un señor muy serio, muy serio, parece que siempre estuviese enfadado pero no es verdad, hay días que vienen felices de verdad y cargados de alegría. Por ejemplo, cuando al atardecer de cualquier día normal, de pronto, suena el tiembre y aparecen María, Joaquín, Julia y Olmo y la casa se llena de risas y Julia y Olmo, si no están dormidos del largo viaje, entran como torbellinos, y todo es alegría.
Los abuelo Pepe y Pi observan como están llenos de energía, se arrastran las sillas, se abren las camas del dormitorio de "los madrileños" las galletas desaparecen, las preguntas llueven pero quedan para el día siguiente, entonces, si quieren jugar en el suelo, sobre una alfombra, el abuelo se agacha en el suelo con ellos, torpe, pero decidido, coge las piezas de construcciones para hacer un edificio con patio donde meter los coches de Olmo como cuando era mas joven, es la misma sensación, sentir que ha valido la pena todo lo vivido, bueno y malo, por disfrutar de las risas de Julia y Olmo y también de María, que, a escondidas, hace fotos para que quede el recuerdo.
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