LA CONVERSACIÓN EN LA BARRA DEL BAR
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lA CONVERSACION EN LA BARRA DEL BAR.
Un relato de Pepe RAMOS
La conversación en la barra del bar, empieza como cualquier otra y acaba como siempre.
Jacinto:
—Te digo yo que si el dinero europeo era para salvarnos del COVID, debieron invertirlo en aspirinas... porque seguimos con el dolor de cabeza, pero ahora también con fiebre de precios.
Manolo:
—Bueno, Jacinto, tampoco seamos tan negativos. Al final todo va saliendo... Y yo, sinceramente, seguiré votando al PP. De toda la vida. Gente seria, con valores. Si nos dejan votar, claro. Que con estos tiempos, ya no sabe uno...
Jacinto (mirando al techo):
—Hombre, Manolo, si nos dejan votar habrá que dar las gracias. Y si no, pues no pasa nada: seguro que lo deciden en una cena de gala entre dos mariscadas y un consejo de administración.
Manolo (removiendo el café):
—Yo no sé, Jacinto. Es que la izquierda siempre quiere regalar cosas y luego no hay dinero.
Jacinto:
—¡Claro! Porque los de derecha no regalan... Se lo llevan directamente. Sin sorteos. Mira qué prácticos. Y oye, con el dinero de todos, que sabe mejor.
Manolo:
—Exageras... Si han robado, que lo devuelvan.
Jacinto:
—¿Y cuándo lo devuelven? ¿En la próxima reencarnación? Porque de momento lo más que devuelven es el traje del juicio cuando ya no les vale la talla.
Manolo:
—Pero si todo va mejor, Jacinto. El empleo sube, las calles están limpias...
Jacinto (casi atragantándose con la caña):
—¡Hombre! Limpias sí. ¡Limpias de gente que se fue a Alemania o que no puede pagar el alquiler! Y el empleo sube... Sí, camareros con máster, riders con doctorado y funcionarios de milagro.
Manolo:
—Bueno, algo harán bien si siguen ganando.
Jacinto:
—Claro, lo hacen tan bien que ya están pensando en no dejarnos votar, no sea que la gente se equivoque y no vote lo correcto. ¿Te imaginas, Manolo? ¡Una democracia sin urnas, pero con banderas bien grandes!
Manolo:
—Tú lo ves todo negro.
Jacinto:
—No, no. Yo lo veo muy colorido: todo el arco iris... pero en la factura de la luz. Eso sí que sube sin freno.
[Pausa. Se miran. Llega otra ronda. Brindan en silencio.]
Manolo:
—¿Y entonces qué hacemos?
Jacinto:
—Lo de siempre, Manolo: pagar, callar... y brindar. Que esto no lo arregla ni Dios, y mucho menos nosotros.
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