EL CESTO DE LOS SECRETOS de Carmen Martín Gaite.
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
🧺 "El cesto de los secretos"
Un juego de acertijos para niños y niñas curiosos
Narrador
Había una vez un cesto de mimbre, no muy grande pero tampoco pequeño, que vivía encima del armario en la casa de la abuela Pí. Decían que ese cesto sabía hablar, pero solo en susurros, y que si ponías bien la oreja, te contaba cosas escondidas: acertijos, cuentos chiquitos y secretos de los gatos.
Cada día, soltaba uno…
¿Quieres escuchar el primero?
🌟 Acertijo 1: El sol perezoso
"Me escondo por la noche y salgo por la mañana,
cuando asomas los ojitos y bostezas con desgana.
Brillo mucho, pero no quemo tu cama.
¿Qué soy?"
Respuesta: El sol.
🐾 Acertijo 2: Patitas de algodón
"Camino en silencio, con paso blandito,
me gusta el pescado y dormir en el tejado.
A veces maúllo, a veces me escondo.
¿Quién soy, chiquitito?"
Respuesta: El gato.
🍎 Acertijo 3: Vestido rojo con puntitos
"Soy redonda como el sol,
dulce como un beso,
mi casa es el árbol,
¿quieres darme un mordisco travieso?"
Respuesta: La manzana.
🧚 Acertijo 4: No tengo alas pero vuelo
"Vuelo por los cielos sin tener alas,
subo muy alto si me sueltas con hilo,
soy de colores y canto al viento,
¿qué soy yo, que bailo en el aire sin zapato ni sombrero?"
Respuesta: La cometa.
🌙 Acertijo 5: Abro los ojos cuando tú los cierras
"Tú te vas a dormir y yo me despierto,
te miro desde arriba, muy callada, muy quieta.
No soy sol, pero brillo.
¿Quién soy, pequeñita y coqueta?"
Respuesta: La luna.
Final del juego
Narrador:
Y cuando el último acertijo se escapa del cesto, se oye un suspiro.
El cesto se acurruca otra vez entre las mantas de lana que guarda la abuela y dice:
“Hasta mañana, pequeños sabios. Mañana vendré con más secretos”.
El cesto de los secretos
Capítulo 1: La abuela y el cesto
En una casa que olía a bizcocho y a libros viejos, vivía la abuela Pi. Tenía el cabello como las nubes y las manos suaves como las mantas en invierno. Sobre su armario, dormía un cesto de mimbre al que nadie tocaba.
“Ese cesto es especial”, decía la abuela Pí con una media sonrisa.
“¿Por qué?”, preguntaba su nieta, Julia.
“Porque por las noches susurra acertijos... pero solo si escucha un corazón con ganas de imaginar”.
Y esa noche, cuando la luna era una cuna colgada en el cielo, el cesto susurró:
🌞 Capítulo 2: El acertijo del día
Cesto:
"Cuando despiertas, yo también despierto,
me cuelo por tu ventana, lento y contento.
Brillo sin ruido, caliento tu nariz,
¿me has visto ya o estoy por venir?"
Julia, pensativa:
“¡Es el sol!”
El cesto crujió de gusto y lanzó una risita de mimbre.
“Muy bien, niña lista. Pero cada día traigo uno nuevo. ¿Te atreves a seguir?”
🧦 Capítulo 3: El calcetín perdido
A la mañana siguiente, Julia buscaba su calcetín. Solo uno. El otro parecía haberse escapado.
La abuela Pí sonrió y señaló el cesto: “Quizá se ha escondido con un acertijo…”
Cesto:
"Soy pequeño y blandito,
duermo en el cajón oscuro.
Me gusta jugar a desaparecer,
¡y a veces no vuelvo hasta el desayuno!"
Julia (riendo):
“¡Es el calcetín!”
El cesto soltó una hebra de hilo que olía a lavanda. Un regalito por acertar.
🐱 Capítulo 4: Don Gato y su secreto
Esa tarde, Julia escuchó maullidos bajo la ventana. Un gato gris, con cara de saberlo todo, la miraba muy serio.
“Soy Don Gato”, dijo, “y tengo un acertijo para ti. Si lo aciertas, te enseño un rincón secreto”.
Don Gato:
"Tengo bigotes, pero no afeito,
ronroneo si me das cariño.
Duermo en cualquier rinconcito
y cazo sin hacer ruidito."
Julia riendo:
“¡Un gato!”
“Muy bien,” dijo Don Gato, “ven. Te mostraré el jardín donde crecen los cuentos.”
🌙 Capítulo 5: El jardín de las palabras
El jardín estaba escondido detrás del limonero. Allí crecían plantas raras: una con hojas en forma de letras, otra que olía a tinta.
Y en medio, una piedra con una frase tallada:
“Los acertijos son semillas. Si las aciertas, crecen en cuentos.”
Esa noche, el cesto dijo su último acertijo del día:
Cesto:
"Brillo en la noche,
pero no soy farol.
Si miras al cielo,
te regalo un guiño y un temblor."
Julia (ya medio dormida):
“Eres... la estrella”.
📘 El cesto duerme
El cesto cerró sus ojos de mimbre, satisfecho.
La abuela Pí le hizo un guiño a Julia:
“¿Ves? Lo que te dije… si escuchas con el corazón, hasta los cestos pueden hablar.”
Comentarios
Publicar un comentario