SOLO NOS QUEDA HOY

 

          Solo nos queda HOY.

                    Pepe Ramos

Convenceos, el mañana no existe, ese mañana del que hablan, lo inventaron ellos, los que nos manipulan, los que quieren que vivamos con miedo y pendientes de lo que ellos digan.

Ese cuento siempre ha sido así, siempre.

Ellos son los que nos envuelven en ese humo en que vivimos, nos  quieren sumisos, les interesa que no estemos a lo nuestro, que no seamos libres para pensar, por eso nos hablan de ese mañana suyo.

No quieren que tengamos proyectos, ideas, planes, no quieren que nos enamoremos, que seamos felices, saben muy bien que los hombres felices no siguen consignas, por eso, solo por eso, necesitan que les prestemos atención, que les sigamos el rollo, por eso hablan y hablan sin parar, como buhoneros que venden crecepelos, como saltimbanquis que emboban a los niños, hablan hasta aburrir, de ese  mañana que nadie conoce, solo ellos, y es un mañana pintado de colores, como los papeles de celofán, pero ¡cuidado!,  ese mañana no existe, si les hacemos caso, si les seguimos, si abandonamos lo nuestro, nuestro hoy cotidiano, cuando despertemos y vuelva a ser nuestro hoy estarán ahí, otra vez, hablándonos del mañana. Y estaremos perdido, nos habrán metido en su cesta de cuentos.

Por eso, solo si no les escuchamos, cuando se aburran de repetir una y otra vez su eterno cuento del mañana y acaben con su fanfarría, les habremos demostrado que queremos ser hombres libres, que estamos y queremos seguir con nuestras cosas y en nuestro hoy.

Y cuando se den cuenta de que nadie les escucha,  solo entonces, puede que cambien de estrategia y se callen o acaben desapareciendo y vivamos en un ambiente limpio. Si  conseguimos que se den por vencidos, si conseguimos que entiendan que no queremos salir de nuestras cosas, de nuestro hoy, que no nos interesan sus cuentos del mañana. 

Solo tenemos que estar a lo nuestro, conscientes de que vivimos en borrador, quede bien o mal, queda, y no hay posibilidad de cambiarlo.

Ahora, este viejo que  pierde o gana y no le importa, que escapa de los espejos deformantes, este viejo aparentemente triste, está convencido de que lo que pasó, pasó, y lo que queda por vivir en este hoy que aún vive, sin importarle en absoluto si es mucho o poco, sabe que ese hoy por el que transita, como un niño perdido, en una ciudad desconocida, es un maravilloso regalo que hay que disfrutar.