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Mostrando entradas de 2011

Huellas en el viento

A veces, tumbado en el sofá, agobiado por los calores de agosto, vienen a mi memoria los años de infancia y  quedo estupefacto. ¿ Realmente han pasado sesenta años?. No, no es posible. ¿ Dónde está el truco?. Aturdido, miro mis manos, las venas, azules y abultadas, las manchas de mi frente y esa calva, ya nada incipiente. ¿Hay más de medio siglo entre las correrias de aquel niño que jugaba en el patio de los Padres Jesuitas y mi presente de hoy? ¿Soy el mismo niño que siguiendo el consejo de don Dionisio se mete, como el filósofo griego, una piedra redonda y limpia en la boca intentando una y otra vez corregir la pronunciación de la r apoyado en el pretil del pozo que había en medio del patio evitando la presencia de los compañeros que, un poco más allá, juegan a la pelota? En esta duermevela que me envuelve, veo, como en las viejas fotos de color sepia, al niño de pantalón corto, tímido y apocado que evitaba, o procuraba evitar, que se b...

Apoltronao

                            Apoltronao                                      ¡Que fácil!. Le comento a mi hijo Andrés que me siento solo, que el tiempo parece pararse en el reloj, que el recuerdo me llena de apatía, que no veo la hora de coger la cama cada noche tras mi tazón de valeriana para no seguir rememorando ese tiempo que no sé siquiera si fue o no fue feliz pero que me atormenta como imágenes de una película romántica... Le pregunto si es verdad que su madre era tan hermosa como yo la recuerdo y el muy ladino   dice, sonriendo, que mucho más, que la foto de la boda, no le hace justicia... ¿Será perro el tío? Seguro que se burla de mi ansiedad, q...

Erase otra vez... Caperucita Azul

ERASE OTRA VEZ--- CAPERUCITA AZUL       La verdad sea dicha, yo ya estaba hasta la caperuza de los cuentos de mamá cuando me mandó que fuese al faro a llevarle los langostinos a la abuela Muselina. ¿Qué no os he contado  lo de la abuela Muselina? ¡Qué raro! Yo juraría que sí, pero bueno, ahí va.      El caso es que yo tendría por entonces unos diez años, no te vayas a creer que tenía más, incluso creo que alguno menos, pero eso ahora no importa. La plasta de mamá siempre estaba diciéndome:      -“No corras  atolondrada por la playa, no vaya a ser que un día te vayas a encontrar…       ¿Qué me iba a encontrar? ¿Qué me iba a encontrar? Un calamar, conchas de colores, sardinas ensartadas en un palo por los niños del pueblo… Lo que yo quería encontrar  en la playa era a papá regresando de uno de sus viajes y que me contara historias de esos lugares en los que había estado tanto tiempo, pero papá n...

El olvido y la ausencia -poema-

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Hace ya más de un año que vivo en esta jaula de cuatro habitaciones, cocina y una cama tan grande donde me sobra todo, desde que ella me falta. Hace ya más de un año que no espero, porque, lo que esperaba, no ha de llegarme nunca, su recuerdo, habita en todas partes, y necesito olvido. Hace ya más de un año que, su ausencia, se esconde en los roperos  llenos aún de sus cosas, llenando de nostalgia mi cerebro, impidiendo el olvido. Hace ya más de un año que la añoro, que contemplar su imagen, me atormenta, llevándome al cruel y doloroso torbellino de vivir con su falta.

Nos lo han contado mil veces, pero...

1.º Qué el mundo se hizo en seis días pero, si eso fuera cierto, que yo no lo pongo en duda, ¿quién tomó nota del hecho para evitar la porfía? 2.º Que el mundo tendrá un final, pero, eso ya lo sabemos, ocurre cuando perdemos, con  las ganas de vivir, las fuerzas para luchar. 3.º Que los santos y los buenos en el cielo acabarán pero, mejor que disfruten, por si yo, tardo en llegar. 4.º Que la verdad hace libres , pero la verdad se esconde tras las trampas y mentiras del abogado falaz. 5.º Que el mundo vivirá en paz , pero, ¿de qué paz hablamos?  ¿De los claustros? ¿De los montes?… Allí los hombres no están. 6.ºQue son bienaventurados los que ahora lo pasan mal , pero ¿Qué dices hermano? Pobrecitos... nada más. 7.º Que el malo tendrá castigo , pero eso será si logran descubrirle la maldad. El que es malo, pero malo, malo de toda maldad… encontrará quien le ponga una defensa eficaz. 8.º Que el bueno prosperará , pero, ¿qué dices? ¿Deliras? Al bueno, todos le...

¿Qué hacemos que nos da vida?

Vivir, así, con todas las letras en negrita, ocuparte de todo con amor, dedicarte a lo que siempre has querido, mirar los pistilos de una rosa, pasear por el campo, ver una puesta de sol… Jo, tío, que bucólico… Pues eso, todo menos quedarse tumbado en el sofá, buscar el periódico y jugar la partida de julepe hasta el oscurecer… Me gusta salir a pasear por las mañanas hasta el río con mi mujer y un grupo de amigos, charlar, cantar mientras friego los platos, leer los periódicos en la biblioteca esperando la hora de clase. Tomar un café… Respirar el aire colado de la calle Compañía en diciembre, disfrutar del sol de marzo, salir al campo los fines de semana,   leer un buen libro… Imaginar historias que luego, como dice Joaquín, un amigo que de eso sabe un rato, terminan siendo mis propios sueños… Eso es lo que me da vida. ¿Por qué? Porque voy a mi casa contento y lo nota hasta el pájaro. Porque cuando mis hijas leen lo que escribo reconocen hasta...

Las novelas de la radio. En el recuerdo de mi madre.

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Dedicado a mi madre, que no tuvo infancia, sufrió una guerra y abandonó esta vida cuando todo empezaba a irle bien. Recordar… los dulces sueños del ayer… Recordar, aquel amor de antaño.             Con esa musiquilla comenzaba la novela radiofónica “La Renuncia” que mi madre y la abuela Juana seguían con las agujas de punto entre los dedos frente a la vieja SONATA.         Yo, mientras tanto, roía despacio, para que durara, la pastilla de chocolate Coca de la merienda.         A los diez años quería perpetuar, como una imagen congelada, esos momentos, me agobiaba pensar en la clase de matemáticas, latín o ciencias naturales del día siguiente pero me dejaba llevar por la molicie de las voces de la radio.         Era feliz escuchando la musiquilla de “Leche condensada La Lechera” o “La canción del Cola-Cao”, leer a Emi...

Tres microrrelatos barbaros

El somier           Había llegado mi hora. Cerré los ojos y oí el chirriar de la guillotina al caer hacía mi cuello. Entonces desperté. Un muelle del somier me atravesaba limpiamente la garganta. Intenté gritar, silencio. Resignado, esperé. Premonición           Lo estaban dando por la radio. Accidente mortal en la A320 con el resultado de dos muertos. El locutor insistía en dar todo lujo de detalles. Un automóvil deportivo había saltado la mediana. Al parecer, dos jóvenes que hacía unos minutos abandonaban la discoteca “El Paraíso” conducían drogados a gran velocidad. Aurora sintió la muerte entrando por sus dedos al apagar el transistor y un enjambre de voces martillearon su cabeza “No me ralles, mamá, es mi vida…” “Ese chico no me gusta, hija, me han dicho que…” Se desvaneció. El ambigú           El acomodador encendió su linterna. Un reguero de sangre apareció a nuestros pies. Lo seguimos...

De pronto, el cataclísmo

       Tantos años de lucha para sacarlo a flote, tantas noches en vela repasando un examen, tantas incertidumbres cuando salía de copas, tanto apretarse el cinturón para pagar matrículas, libros, vacaciones. Tanta ilusión al verle partir hacía un futuro más o menos cierto, más o menos estable y después… Después el silencio. Cinco años de silencio, de ausencia de noticias, cinco años de ver pasar las horas pensando: -No hay noticias, mejor, eso es una buena noticia. Y de pronto. De pronto, el cataclismo . La llamada agobiante, la inminente presencia de Román en la casa, con los suyos, porque en ese lustro agónico para una madre él había creado su mundo, su núcleo, su familia. Y ahora volvía. Ahora volvía a casa, según dijo, solo por algún tiempo. -Ya sabes, mamá, la crisis, las deudas, el mundo que se hunde… pensé que dónde mejor que en casa… Vas a ver mamá, vas a ver, es cosa de unos meses, en cuanto me paguen los trabajos… en cuanto… No qu...

El Viajero

                EL VIAJERO              Yo estaba convencido de que Marta, al verme aparecer, se ruborizaría recordando momentos de nuestro pasado juntos, pero no, tras unos instantes de vacilación, con las manos en jarras, me espetó.       - O sea, que el señorito se ha cansado de vagabundear por ahí y como la tonta de Marta estará ansiosa por verle…      - No mujer, espera que te explique… no tuve otra opción. Me habían reclamado y… como comprenderás… ante eso… - Te habían reclamado. Bien, pero el teléfono se inventó hace muchos años y tú…   - Ya, tenía que haberte llamado… lo sé… pero ¿qué podía decirte?   -La verdad, por lo general, suele ser lo que mejor funciona. Claro que tú, según parece, no pensaste en mis sentimientos…   - Imagina. Me llaman en medio de la noche. Mi padre, al que creía ...

LAS AMIGAS

Pepe Ramos             Creo recordar, aunque no estoy segura, que estaba en la cocina troceando un pollo cuando entró Tomás como un toro echando berrón por la boca, que si me habían visto con… no sé que nombre dijo, no quería entrar al trapo, bastante tenía con lo mío, por eso no le contesté, bueno, por eso y porque venía como una cuba.             El caso es que cuando quise darme cuenta lo tenía encima… y yo, con el cuchillo en la mano… ¡Bien sabe Dios que si no se hubiese abalanzado sobre mí no habría ocurrido nada.             Otras veces, cuando venía faltón, yo, ni palabra, al rato, se cansaba, se iba a la cama y todo quedaba en un café con sal y un par de días de morros… En ocasiones, no siempre, en un paseo y san se acabó.             ¡Dios, Dios! ¿Por qué tie...

LA VISITA

La visita Los tres   coches enfilaban calle arriba hacía la carretera general, fue Candelas la única que se despidió tirándome un beso con la mano abierta mientras Lola, su hija, se entretenía con la   NINTENDO sin mirar a nadie. Dentro, con su eterna sonrisa, Rocío, frota entre sus manos, un pañuelo ya deshilachado. -Adíos, papá. Cuídate mucho, ya nos llamamos ¿vale? -Vale, hija, vale. Estaremos en contacto. * * * * * * “¡Qué barbaridad!, con la ilusión que me había hecho su llegada, no sé por qué, quizá fueron fantasías las que me hicieron creer que una vez aquí, viendo el panorama, tomarían cartas en el asunto, de hecho, Candelas,   la pobre, se remangó en cuanto soltó las maletas y dejó la casa como un jaspe en menos que se dice, ¡vale mucho esa chica! Ya lo creo, pero no, lo que he sacado en limpio es que no son buenos ni para ellos mismos porque, con la vida que llevan, cualquier día…   Y el caso es que, al verlos aparecer, tan alegres, llenando la casa d...